Me consta que la prensa siempre anda buscando la primicia que el SIDA está despareciendo alguna etnia. El 2007 he decepcionado a muchos periodistas cuando nuestros datos de estudios epidemiológicos basado en comunidad arrojaban prevalencias bajas de VIH en 10 pueblos indígenas amazónicos. Lamentablemente no pudimos tener datos del pueblo Awajun. Sin embargo, conozco muchos amigos awajun que con sus preocupaciones al respecto me hacen suponer que entre ellos la infección por VIH es un asunto serio, que amerita por tanto reportajes serios. Me gustaría comentar el reportaje dominical sobre este tema que difundió el canal 4. Lo primero es que la reportera misma se encarga de satanizar un tema que en el mundo médico actual del siglo XXI está siendo visto como un problema de salud crónico como la diabetes, por ejemplo. Usa recurrentemente palabras como maldición, azote y terrorífico. Es decir, solo refiriéndose al VIH está generando interpretaciones fatalistas innecesariamente. Metiendo miedo no va aportar en nada. Esa estrategia periodística es de los 80s. El segundo tema es que hay una ausencia importante al vincular VIH con brujería. Es que muchas infecciones virales son explicadas por los awajun como brujería. Talvez la rabia sea un ejemplo que debió mencionarse al abordar este tema porque viene matando varios niños awajun cada año. En tercer lugar, al insistir tanto en que el “hombre blanco” es quien trae los “males” se está olvidando que los awajun no son seres estáticos que viven perpetuamente en sus comunidades rurales. La migración no solo es del “hombre blanco” hacia sus comunidades. Lo digo porque he conocido awajun con VIH que han migrado de sus comunidades a Bagua chica, a Chiclayo y a Lima. En esta migración se infectaron y luego volvieron a sus comunidades. Cuarto, una gran ausencia es el contexto del VIH en el país. En nuestro país el VIH no está generalizado, está concentrado en hombre que tienen sexo con hombres. Esto habría sido un buen inicio para desarrollar este tema en los awajun. ¿Hay alguna razón para suponer que esto sería diferente entre los awajun? El congresista Nayap dice que la sexualidad es un tabú entre los awajun. A mi parece que en la reportera también. Al decir “Se dice que aquí un hombre logra intimar hasta con 30 mujeres así como una mujer hasta con 30 hombres” me pregunto ¿y ningún hombre con otro hombre? Esto es relevante para el tema que está abordando. He escuchado varios awajun acerca de su preocupación por la apertura respecto de la homosexualidad que viene experimentando Santa María de Nieva. Esto es algo que lo perciben como nuevo porque hasta hace poco esto era un tema en el que había mucha represión. Los awajun y wampis tiene muchas historias de cómo han venido reprimiendo la homosexualidad en sus comunidades. Debido a su poca tolerancia hacia los homosexuales estos se han visto en la necesidad de migrar a las ciudades como Chiclayo y Lima donde se exponen a VIH. He conocido varios de ellos que tienen que prostituirse en la Plaza San Martin. No es necesario viajar hasta lugares exóticos para los periodistas. Quinto, con un poco de información y menos prejuicios se darán cuenta que en Lima muchos homosexuales indígenas amazónicos están muriendo con VIH. Así se darán cuenta que los infectólogos y los antirretrovirales no son la panacea. En Lima abundan y aun así se están muriendo a la vuelta de la esquina. “El nuevo escondite de la enfermedad”, que proclama en el reportaje, pueden estar más cerca de lo que cree. Sexto, su etnocentrismo la hace decir que “sus costumbres ancestrales son de pensamiento cerrado, el hombre engendra, la mujer cría”. Nada diferente de lo que pasa en cualquier barrio de Lima, y de “hombres blanco” también. Sétimo, el doble discurso. Primero rebaja al conocimiento ancestral awajun diciendo “sus medicinas naturales poco o nada pueden hacer contra” el VIH. Y luego alegremente lanza sugerencias que todo periodista debe tener mucho cuidado en sugerir. Se refiere al Sacha jergón como “una planta milagrosa” que “parece ser la salvación” que “bien podría ser un buen intento de cambiar el oscuro futuro de esta población” y “Tal parece que sus propiedades curativas podrían ir más allá”. Las investigaciones necesarias para hacer esas sugerencias requieren ser muy rigurosas, publicadas en revistas revisadas por pares y discutidas en eventos científicos con muchos expertos. Octavo, nos deja bien claro que el hombre con el torso desnudo que salta bailando es el awajun, que la mujer que habla otro idioma y viste diferente es una awajun. Pero no hace ningún esfuerzo en recordarnos que el congresista y uno de los médicos entrevistados también tienen sangre awajun. ¿O no lo sabían o no encaja con sus prejuicios que un congresista y un médico no necesite semidesnudarse y bailar para ser awajun?
https://www.americatv.com.pe/cuarto-poder/reportaje/pueblo-azotado-sida-noticia-9917